lunes, 24 de enero de 2011

1.4 MISIONES PEDAGÓGICAS.





















El Patronato de Misiones Pedagógicas, fue creado en 1931.

Quizá uno de los proyectos que tuvo más repercusión fueron las Misiones Pedagógicas,  encargadas de llevar a las zonas rurales la extensión cultural y fomentar la modernización de los métodos de enseñanza de los maestros.  Pusieron especial atención en los intereses culturales de la población rural mediante bibliotecas populares, organización de lecturas, clases de dibujo y pintura. También hicieron sesiones cinematográficas para conocer otros pueblos, teatrillos, sesiones musicales de coros y orquestas, audiciones por radio y exposiciones de arte con museos itinerantes de calidad, en sitios muy aislados.


                      Teatro ambulante de los Misioneros.


Era necesario remodelar culturalmente esas zonas que habían tenido un único referente moral y cultural: La Iglesia.

Las Misiones Pedagogicas no tenían una duración fija, ésta oscilaba entre uno y quince días, dependiendo de las actividades programadas en cada lugar y del itinerario pendiente. El equipo misionero, encargado de llevar a cabo las actividades, disponía de proyectores, gramófonos, escenarios de sencillo y rápido montaje, y lotes de libros y discos, para ofrecer:  conferencias seguidas de coloquios; charlas sobre temas instructivos, profesionales, sanitarios y de educación cívica… etc.

Al acabar la Misión Pedagógica, se le entregaba al maestro una pequeña biblioteca para instalar en la escuela y, en ocasiones, un gramófono con un pequeño lote de discos.

Entre los misioneros, que ejercían su labor con ilusión y entrega, había todo tipo de personas: desde maestros o profesores, artistas, jóvenes estudiantes, hasta personalidades que después se convertirían en intelectuales. 


El Servicio de Bibliotecas:

Cada biblioteca recibía una caja que contenía una colección de 100 volúmenes de sólida encuadernación, acompañados de talonarios para el préstamo. La biblioteca podía ser usada por los niños durante todo el día complementando así las horas de clase. Una vez terminada la jornada laboral, se abrían las puertas para el resto de los vecinos, pudiendo consultar obras o disponer de los libros en casa mediante el préstamo. También realizaban intercambios con otras bibliotecas de diferentes pueblos y zonas rurales.

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